Ser ágil sin sacrificar la calidad ¿fórmula imposible?

[fa icon="calendar"] 5 de febrero de 2020 7:47:05 CST / Por Comercial Nutresa

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Desde hace varios años, gracias a los diferentes avances tecnológicos, que como sociedad hemos disfrutado, el agilizar procesos se ha convertido en un trabajo matutino. Día a día en los diferentes portales web y medios físicos nos encontramos con noticias relacionadas a la innovación y automatización de procesos, observamos como las cadenas de producción reducen su tiempo y aumentan las cantidades, y hasta como, con un simple clic, algo puede ser masivo desde el lugar más pequeño del mundo.

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La agilidad puede ser entendida como una de las razones o principios por los cuales la automatización se ha convertido en una herramienta fundamental, no solo en temas laborales, sino también en la vida cotidiana de cualquier persona, como por ejemplo encontrar métodos para agilizar su rutina diaria. 

Pero la agilidad no solo radica en la velocidad con la que se realice un proceso físico o tangible. En el  caso empresarial, una organización se considera ágil cuando tiene la capacidad de adelantarse al cambio y a su vez entender en un 100% qué quiere su cliente, cómo lo quiere y en qué momento lo requiere; al igual que su propuesta de valor. 

Pero ¿cómo la agilidad puede garantizar calidad? antes de dar respuesta a esta pregunta debemos saber que todo debe de tener una base, un punto de equilibrio que nos garantice que no se está sacrificando calidad y mucho menos que evolutivamente un proceso se está quedando estancado. Un buen ejemplo para esto puede ser la famosa Pirámide de Maslow, en la cual jerárquicamente se ubican las necesidades del ser humano. Algo así es que las organizaciones deben de tener en cuenta a la hora de querer agilizar un proceso o comenzar a dar un paso adelante para el cambio.

Por lo tanto, y respondiendo a lo anterior podemos decir que: las empresas que han logrado alcanzar el éxito y mantenerse vigentes en el mercado han sido aquellas que han logrado interiorizar un grado mayor de agilidad para adaptarse al entorno y satisfacer las necesidad de sus consumidores, ofreciéndoles así una mejor calidad en el servicio o producto.  

En conclusión, la sociedad avanza y con esto, nuestra forma de vivir en un lugar. No existe un fórmula perfecta para describir cómo alcanzar la perfección y mucho menos como lograr ser ágil sin perder calidad, lo verdaderamente importante es alcanzar un balance y que los resultados de estos sean lo más exactos posibles, pensando que siempre debemos reinventarnos y sobre todo, reconocer que así como nada es obvio, todo en algún momento puede fallar; por esto siempre tener un plan extra al planeado nunca está de sobra.

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